Conocida por su modernidad, innovación y hospitalidad tejana, la ciudad se consolida como un destino cultural y gastronómico imperdible, parte de su importancia reside en ser uno de los lugares con mejores opciones de Shopping en los Estado Unidos.
Entre los destinos más icónicos de compras, se considera Highland Park Village, que alberga las marcas más exclusivas del sur del país. Y para hacerlo más exclusivo, este centro comercial recibe al Café Dior con todo su esplendor.
Café Dior by Dominique Crenn, celebra los poderosos lazos que han unido a DIOR y a Dallas desde que comenzó la casa Dior en 1947. La odisea de Christian Dior a América lo llevó a esta ciudad, donde recibió el reconocimiento “Neiman Marcus Award”, solo unos meses antes después del triunfo de su revolucionario New Look en el corazón de Paris.
Dedicado íntegramente al “Arte de Vivir”, el Café Dior en Highland Park Village de Dallas se inició como un escenario único para el talento de la chef multi estrella Dominique Crenn, galardonada con tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn, en San Francisco.
El preludio de una colaboración a largo plazo, en este apasionante encuentro en Dallas combina refinamiento y generosidad, inventiva y experiencia excepcional.
Compartiendo el amor de Christian Dior por la audacia y la excelencia, la chef francoestadounidense ha diseñado especialmente un menú exclusivo inspirado en los archivos y la elegancia de las siluetas de alta costura ideadas a lo largo de diferentes épocas.
Uno tras otro, los bocetos de Monsieur Dior y sus sucesores se transforman en platos virtuosos; fascinantes piezas exclusivas, que muestran un testimonio visual deslumbrante y sabroso de la efervescencia creativa de la Casa.
Estas delicias dulces y saladas se basan en vestidos icónicos, como el fascinante Miss Dior, presentado para la línea primavera-verano 1949; May, ideada para la primavera-verano de 1953, cuyos miles de bordados parecen trasladados meticulosa y maravillosamente a la plancha, o el conjunto Pamplemousse concebido por Marc Bohan en 1965.
Estas composiciones, adornadas con delicadas flores, son tributos de alta costura a la fascinación de Christian Dior por la naturaleza y cuentan la historia de la visión y la filosofía de Dominique Crenn de una cocina responsable, sostenible y abierta al mundo.