Belgrado, la ciudad que nunca duerme 

En estos últimos años y con la Guerra de Yugoslavia en la espalda, la capital de Serbia se ganó un lugar destacado en el mapa turístico europeo como una de las ciudades más vibrantes para celebrar el fin de año.

Con una vida nocturna inagotable, precios accesibles y una hospitalidad característica, la ciudad atrae a miles de viajeros jóvenes que buscan una experiencia festiva distinta a la de otras capitales del continente. Antes de las Guerras del Siglo XX, Belgrado era conocida como el París de los Balcanes. Cien años más tarde, vuelve a ocupar un rango privilegiado como destino cultural y festivo, especialmente en los tiempos de Navidad y fin de año.  

Su agenda combina celebraciones populares, fiestas privadas y una intensa actividad cultural. En la Plaza de la República, punto neurálgico del centro histórico, los conciertos al aire libre, los DJ sets y los espectáculos de fuegos artificiales reúnen a residentes y turistas en un ambiente multitudinario. El famoso conteo regresivo se convierte cada año en una postal urbana que refleja la energía de la ciudad.

Uno de los rasgos que explican su atractivo es la diversidad y singularidad de su vida nocturna. Los clubes flotantes —conocidos como splavovi— instalados sobre el Danubio y el río Sava funcionan hasta el amanecer, con propuestas que van de la música electrónica al pop regional. A ellos se suman bares alternativos, discotecas subterráneas y espacios culturales reconvertidos. Un caso emblemático es el club Drugstore, ubicado en un antiguo matadero, que se transformó en referencia de la escena electrónica del sudeste europeo.

Los barrios también aportan su propio estilo. Skadarlija, con su ambiente bohemio, reúne kafane donde conviven gastronomía tradicional, música en vivo y una hospitalidad que forma parte del carácter serbio. En Cetinjska, una antigua zona fabril, surgió un corredor de bares, cervecerías y clubes preferido por quienes buscan propuestas experimentales o emergentes. Esta mezcla de tradiciones y nuevas tendencias consolidó un ecosistema nocturno que se mantiene activo todo el año, pero que alcanza su punto más alto entre diciembre y enero.

Belgrado también se volvió atractiva por sus precios accesibles en comparación con otras capitales europeas. El costo de las bebidas, el ingreso a los clubes y el alojamiento es considerablemente menor, lo que facilita la llegada de jóvenes de todo el continente. 

A las celebraciones del 31 de diciembre se suma otra particularidad: la continuidad de las festividades según el calendario ortodoxo. En enero, Belgrado celebra la Navidad y el Año Nuevo ortodoxo, extendiendo la atmósfera festiva durante varias semanas y ofreciendo múltiples actividades culturales y religiosas.

Aunque la vida nocturna es el principal motor de su popularidad, la capital serbia complementa la oferta con un patrimonio histórico marcado por su ubicación estratégica entre dos ríos.

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