El estado se alista para decir adiós a 2025 con una propuesta que combina cultura, gastronomía y hospitalidad, reafirmándose como uno de los destinos más atractivos de México para celebrar el inicio de un nuevo ciclo.
Con su clima cálido incluso en invierno y un ambiente inclusivo y seguro, el estado ofrece experiencias que se adaptan a todas las edades, identidades y estilos de viaje.
En Mérida, la Capital Blanca, la celebración se vive con intensidad sobre el Paseo de Montejo, donde locales y visitantes disfrutan de cenas especiales, música en vivo y espectáculos de luz que iluminan la ciudad.
A solo 30 minutos, Puerto Progreso ofrece un Año Nuevo frente al mar. El malecón se convierte en escenario de cenas con pescado fresco y pulpo, bebidas artesanales y espectáculos de fuego, mientras los fuegos artificiales se reflejan sobre las olas.
En el corazón del oriente yucateco, Valladolid invita a un cierre más íntimo y espiritual. Sus mercados nocturnos y festividades comunitarias se complementan con ceremonias de purificación en cenotes, guiadas por guardianes de la cultura maya.
La zona arqueológica de Uxmal ofrece un entorno de reflexión y energía ancestral. Aunque no hay celebraciones masivas dentro del sitio, hoteles cercanos organizan cenas tradicionales, observación del cielo estrellado y meditaciones que evocan el conocimiento astronómico de la civilización maya.
Los Pueblos Mágicos como Izamal, Maní y Tekax, junto con las haciendas convertidas en hoteles boutique, brindan escenarios íntimos y elegantes, con cenas de autor y ceremonias de agradecimiento que mezclan lujo y tradición.
