Viajar al corazón de los Pueblos Mágicos de Nayarit

Conocido por sus fascinantes playas, la deliciosa gastronomía en sus destinos, pero sobre todo por sus Pueblos Mágicos, Nayarit es poseedor de una herencia invaluable para México.

Tal es el caso de los pueblos Wixárika y Cora, orgullo nayarita y una joya viva. Los Wixaritari o Wixárika, también conocidos como huicholes, son uno de los cuatro grupos indígenas que habitan en la región conocida como Gran Nayar, en la Sierra Madre Occidental.

A pesar de que este pueblo indígena está asentado en varios estados del país, han desarrollado un sistema organizado de comunidades estables y complejas, abiertas al contacto con otras culturas y visitantes.

Ejemplo de lo anterior es Tatéi Haramara (Haramaratsie o Waxi Wimari), una isla sagrada ubicada en el Pueblo Mágico de San Blas, donde habita Haramara, la Diosa del Mar. 

Para los Wixárikas, esta deidad representada por una enorme piedra blanca es la personificación de la fertilidad y la creación. La tradición ancestral señala que esta roca fue el primer objeto sólido sobre la Tierra cuando esta apenas estaba en formación. Gracias a su presencia, nacieron los ríos y océanos, para nutrir la vida en todas sus formas.

Como tributo, se reúnen cada año para realizar rituales sagrados en su honor. Durante esta celebración ancestral, los huicholes permiten que habitantes y viajeros sean parte de esta experiencia espiritual, convirtiendo esta intervención en un momento memorable.

Este ritual termina con la llegada del atardecer, momento para relajarse, descansar y alimentar el cuerpo con la gastronomía local, otro de los tesoros tangibles de la comunidad.

A la experiencia se suma una lista de imperdibles como recorrer su histórica plaza y visitar el recinto portuario, la ex aduana y la Contaduría, donde aún se respira la época de grandeza y comercio que vivió este puerto nayarita.

Quienes deseen encontrarse con la fauna local, pueden dirigirse al cocodrilario de la región, donde se resguardan ejemplares de esta especie prehistórica.

Por otra parte, el Pueblo Cora es otra de las comunidades indígenas más importantes de Nayarit. A pesar de ser perseguidos desde la Conquista para que adoptarán la religión y costumbres católicas, los Cora mantienen intactas casi la totalidad de sus tradiciones.

Un ejemplo de esto sucede cada año, cuando se lleva a cabo la Fiesta del Tambor, una celebración familiar que honra a los elementos de la tierra, en especial al maíz y a las demás cosechas de la temporada, por lo que normalmente sucede en octubre.

Asimismo, el Festival del Maíz se realiza en la comunidad de El Roble, en donde se reconoce la importancia que tiene esta semilla como sustento y símbolo sagrado para este pueblo. Por último, está La Judea o Semana Santa Cora, una de sus celebraciones más fascinantes.

Este ritual tiene lugar en diversas comunidades de la Cora Alta y Baja, pero una de la más representativas es la que ocurre en Jesús María, ubicado en el municipio de El Nayar.

Los Cora se apoderan de ciertos elementos del catolicismo como el viacrucis y muerte de Cristo, pero reinterpretados bajo sus creencias. Esto resulta en una Semana Mayor con un significado sobre la vida, el bien y el mal, así como la fertilidad de la tierra.

Además, algunos elementos como “Los Centuriones”, los demonios negros y blancos, y el “Desfile de los Borrados”; convierten esta celebración en una experiencia fuera de serie.

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