Airbnb no tuvo un año para celebrar

Ciudades como París, Nueva York y diversas localidades españolas están implementando restricciones más estrictas en los alquileres turísticos, afectando a anfitriones y turistas por igual. ¿Será 2025 el “annus horribilis” de la plataforma, como anuncian expertos del sector?

Parece que hubiera estado siempre ahí, pero en realidad tiene menos de veinte años: Airbnb, la plataforma de alquiler colaborativo, nació en 2007 (el mismo año que el iPhone) y cuando está a punto de cumplir dos décadas, después de un extraordinario crecimiento, empieza a chocar con la reacción —tardía— de muchas capitales que evalúan su impacto negativamente. No todos los lugares se pueden medir con la misma vara: no es lo mismo en ciudades pequeñas, o más remotas, con escasa oferta de alojamiento tradicional, que en grandes capitales que de pronto vieron cómo desaparecían los alquileres para residentes y numerosos edificios se volcaban solo a Airbnb. Pero todo parece destinado a cambiar.

A partir del 1˚ de enero de 2025, París redujo el límite anual de alquiler de residencias principales de 120 a 90 días. Además, los anfitriones sin licencia se enfrentan a multas de hasta 100.000 euros, y las propiedades no registradas correctamente pueden ser sancionadas con hasta 20.000 euros. 

Nueva York también implementó regulaciones similares, limitando los alquileres a corto plazo y exigiendo que los anfitriones se registren en la ciudad. Funcionarios municipales estimaron que a fines de 2022 había aproximadamente 10.000 anuncios de Airbnb que eran alquileres ilegales a corto plazo. Estas medidas de restricción buscan controlar el mercado inmobiliario y garantizar el acceso a viviendas accesibles, a la vez que responden a la demanda de los hoteleros —que deben cumplir con numerosas regulaciones— e impulsan hacia arriba (mucho) los precios de la hotelería en la Gran Manzana. 

En Londres se impuso un límite de 90 noches por año para los alquileres a corto plazo, y también en Berlín desde 2014, se requiere un permiso especial para alquilar propiedades enteras a corto plazo.

En España, desde el 2 de enero de 2025 se estableció también un Registro Único de Arrendamientos y una Ventanilla Única Digital de Arrendamientos, obligando a quienes ofrecen alquileres de corta duración a registrar sus propiedades y obtener un número de registro único, necesario para publicitar en plataformas digitales como Airbnb. Las plataformas deberán verificar estos registros, realizar auditorías y reportar sus resultados. 

Hace algunos años, también Tokio había hecho lo mismo: casi de un día para otro, desapareció un tercio de la oferta de Airbnb en la capital japonesa, a medida que los alojamientos debían someterse a nuevas reglamentaciones.

Estas restricciones impactan directamente en la disponibilidad de alojamientos turísticos, lo que podría conducir a un aumento en los precios de hospedaje y a una mayor demanda en el sector hotelero tradicional. Los viajeros deben estar atentos a estas regulaciones al planificar sus estadías, ya que los precios de los hoteles vienen en ascenso. 

Además, estas regulaciones buscan mitigar el impacto negativo que los alquileres turísticos han tenido en las comunidades locales, como el aumento de los precios de la vivienda y la disminución de la disponibilidad de alojamientos para residentes permanentes. Ciudades como Barcelona y Ámsterdam ya han implementado medidas similares para proteger el acceso a la vivienda y preservar la calidad de vida de sus habitantes. 

Airbnb por su parte expresó preocupación por las regulaciones, que impactan de lleno en su negocio, argumentando que podrían limitar las opciones de alojamiento para los viajeros y afectar a los anfitriones que dependen de los ingresos adicionales. Sin embargo, obligada por las circunstancias, la empresa también mostró disposición para colaborar con las autoridades y garantizar el cumplimiento de las normativas locales. Lentamente se va terminando una gran paradoja: la mayor red de hospedaje del mundo no tiene, en realidad, ni una sola propiedad, ni está sujeta a las regulaciones hoteleras de cada ciudad.

Para los profesionales del turismo es clave mantenerse informados sobre las regulaciones vigentes en cada destino y asesorar a los pasajeros en la planificación de sus viajes, considerando las posibles limitaciones en la disponibilidad de alojamientos y las implicaciones en los costos. Asimismo, es una oportunidad para fortalecer la colaboración con alojamientos tradicionales y explorar nuevas alternativas que se ajusten a las normativas y satisfagan las necesidades de los viajeros.

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