Es una medida para frenar el turismo masivo y de excesos que se genera cada temporada en la capital de los Países Bajos, Ámsterdam se ha pronunciado en contra de la construcción de nuevos hoteles.
Su capacidad hotelera ha alcanzado el límite y superó las 20 millones de pernoctas en 2023. Es poco comparado con París, que ostentó más de 70 millones el año pasado, pero mucho en relación al tamaño y su cantidad de habitantes.
Muchos son los viajeros que eligen Ámsterdam, atraídos por su estilo de vida y sus políticas liberales. Lo que desde hace décadas generó un turismo “festivo y sexual”, que las autoridades quieren frenar y sustituir por otros perfiles de visitantes.
A partir de ahora no se podrá abrir un nuevo establecimiento dentro de los límites de la ciudad hasta que otro haya cerrado. Además, el nuevo hotel no podrá superar en cantidad de habitaciones el que reemplazará; y deberá aportar mejoras sustanciales, gracias a su nivel de prestaciones, su arquitectura y sus prácticas sustentables.
Una petición de 2020, impulsada por 30.000 vecinos había lanzado un debate en torno a la construcción hotelera y derivó en la reciente prohibición. Esta iniciativa popular había desembocado en la fijación de un máximo de 20 millones de pernoctas al año.
En 2023, se llegó a 20,7 millones y frente a esta situación se decidió prohibir la extensión de la oferta hotelera. La nueva ley prevé sin embargo que las autorizaciones recibidas hasta el momento podrán ser concretadas.
En su cruzada contra el turismo masivo y el turismo de excesos, Ámsterdam también limitará la llegada de barcos de cruceros y ya restringió el alquiler temporario de viviendas privadas a 30 noches por año.
Además, no autoriza más los buses de turismo en su centro, limitó la velocidad a 30 km/h y sacará 10.000 lugares de estacionamiento durante este y el próximo año.
Por si fuera poco, el destino cobra las tasas turísticas más elevadas de Europa, que se elevan a 12,5 %.
