Las compañías aéreas recibirán en 2025 un total de US$ 157.000 millones en servicios adicionales. Es casi el 16 % de sus ingresos globales.
El transporte aéreo está experimentando una transformación profunda, impulsada por un crecimiento sin precedentes de sus ingresos auxiliares (ancillaries, es decir, aquellos generados por servicios adicionales al boleto básico). Según proyecciones recientes, las aerolíneas obtendrán en 2025 un total de US$ 157.000 millones por esta vía, cifra que representa más del doble de lo registrado en 2016 y un salto de 8.600 millones en comparación con 2024.
Este fenómeno no solo marca un récord histórico para el sector, sino que también refleja una reconfiguración estratégica del modelo de negocio a nivel global. Hoy, los ingresos auxiliares representan el 15,7 % de la facturación total del transporte aéreo, frente al 9,1 % que significaban menos de una década atrás.
El crecimiento responde principalmente a dos motores estructurales. Por un lado, el constante aumento del número de pasajeros transportados. Por otro, la expansión del modelo de tarifas básicas sin servicios incluidos (“basic economy”) que ha incentivado la venta de productos y servicios personalizados.
Las diferencias entre compañías, sin embargo, son notables. Mientras algunas aerolíneas tradicionales mantienen esquemas integrados con servicios incluidos en el precio del boleto, otras y especialmente las de bajo costo han perfeccionado el modelo de segmentación, llegando a depender hasta en un 62 % de los ingresos auxiliares.
El concepto de “basic economy” comenzó hace más de una década en el universo low-cost, como estrategia para atraer a viajeros sensibles al precio. Ofrecía tarifas mínimas con la posibilidad de agregar extras como equipaje, selección de asiento, comida a bordo o embarque prioritario. Este enfoque fue adoptado posteriormente por grandes aerolíneas, que lo incorporaron como una capa adicional dentro de sus servicios, en lugar de crear filiales low-cost independientes. La tendencia se extendió globalmente, acelerada por la caída del tráfico aéreo durante la pandemia y la necesidad de rentabilizar cada asiento disponible.
A pesar de que los servicios extra crecieron en valor, el precio total del transporte aéreo disminuyó. En 2016, el costo medio ajustado por inflación de un vuelo de ida era de US$ 310, incluyendo US$ 16 en servicios adicionales. Para 2025, el precio total estimado cae a US$ 187,59, con un boleto base de 166,38 y 21,21 en extras. Esto representa una baja del 40 % en menos de una década, lo que confirma que el modelo actual permite a los pasajeros pagar menos. Al mismo tiempo que las aerolíneas maximizan ingresos mediante la personalización de la experiencia.
Un dato clave del análisis muestra que el público está dividido casi en partes iguales. Cerca del 45 % de los pasajeros compra solo el boleto básico, mientras que más del 50 % opta por añadir servicios como equipaje, comida o confort adicional.




