Con surf al amanecer, descanso por la tarde y gastronomía costera, Rosarito es un destino que, además ostenta la langosta como en emblema culinario y cultural del destino.
La icónica “Langosta al estilo Puerto Nuevo”, crujiente y generosa, acompañada de arroz, frijoles y tortillas hechas a mano, es un viaje gastronómico obligado para visitantes de todo el mundo. Pero más allá de su fama internacional, para las familias locales representa tradición y memoria: el sabor que define su historia.
El mar es el mejor proveedor de Rosarito. Almejas recién cosechadas, mejillones, ostiones y pescados de temporada llegan directo del muelle al plato, convirtiendo lo que en otros lugares es un lujo ocasional en parte de la rutina diaria.
La aventura también forma parte de su esencia. Las playas ofrecen olas para surfistas de todos los niveles; las cabalgatas al atardecer regalan postales inolvidables; el senderismo revela panorámicas del Pacífico y, de diciembre a abril, el avistamiento de la ballena gris convierte al océano en escenario de un espectáculo único.
El Rosarito Beach Fest reúne cada verano a miles de asistentes frente al mar, con DJs internacionales, artistas de música electrónica y pop, escenarios espectaculares y un ambiente electrizante que se extiende hasta el amanecer.
El bienestar también fluye al ritmo de las olas: spas frente al mar, yoga al amanecer y retiros de meditación invitan a reconectar con la calma del Pacífico.
