Civitatis propone una serie de lugares que reconocen y honran la memoria de una de las pintoras mexicanas más representativas de la plástica contemporánea, su vida y su obra, así como su inspiración.
Siendo julio el mes de su nacimiento y partida, Civitatis invita a recorrer los lugares que marcaron su historia con experiencias que conectan al viajero con la esencia de la artista.
La Casa Azul, un clásico de Coyoacán
Marcada con el número 247 de la calle Londres, en pleno corazón del barrio de Coyoacán, se encuentra la casa de Frida Kahlo, uno de esos sitios que jamás quedará fuera de un itinerario para seguir conectando con su arte y vida.
La mejor manera de hacerlo es con una visita guiada en grupo reducido para admirar el comedor con los molcajetes donde hacía sus famosas salsas verdes; su estudio donde está la silla de ruedas y el caballete que le obsequió Nelson Rockefeller; y hasta el tocador donde se encuentra la vasija de barro que contiene sus cenizas.
Museo Anahuacalli
Una de las grandes ventajas al adquirir las entradas a la Casa Azul en Civitatis es que incluye el acceso al Museo Anahuacalli, construcción que Diego Rivera diseñó para resguardar su colección de piezas prehispánicas, ubicado en San Pablo Tepetlapa, Coyoacán.
El edificio de piedra volcánica en forma de pirámide, alberga unas 59 mil figurillas de arte prehispánico (se cree que es la colección más grande del mundo) que recaudó durante su vida. Muchas de las piezas fueron rescatadas por el muralista en el comercio negro.
Museo-Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
Dos casas separadas, pero conectadas: esa es la metáfora arquitectónica que encierra la historia de amor entre el muralista Diego Rivera y Frida Kahlo, en el barrio de San Ángel.
La propiedad, diseñada por Juan O’Gorman, permite atravesar el puente que une los estudios de ambos artistas, revelando la intimidad de su proceso creativo: caballetes originales, herramientas de trabajo, bocetos y objetos cotidianos atrapados en el tiempo.
Museo-Casa de León Trotsky
Más allá de ser el refugio del revolucionario ruso tras su expulsión de la URSS, esta casa fue escenario de intensas relaciones, incluida su cercanía con Frida Kahlo y Diego Rivera.
Aquí, Frida vivió un breve pero apasionado romance con Trotsky, mientras compartían ideas sobre justicia social, arte y revolución. La visita al Museo-Casa León Trotsky, con su mobiliario original, su jardín fortificado y su escritorio intacto, permite asomarse a un capítulo poco conocido del universo de Frida: el de la mujer profundamente política.

